martes, 17 de enero de 2017

ENTREVISTA A MIGUEL ALBERO (II)


Miguel Albero, poeta

“La nostalgia es la errónea sensación de que se puede volver al lugar donde uno fue feliz y volver a serlo”



No es posible volver a los sitios de los que se ha partido; no es viable recorrer lo que se sustenta en pretérito; no porque los sitios cambien, sino porque cambia uno. Con esta tesis, Miguel Albero (Madrid, 1967) cimienta un poemario a veces áspero, a veces irónico, siempre frágil en su encuentro con lo vulnerable, pero que zarandea y tunde en su rotundidad de planteamiento. ‘Volver’ (Renacimiento). Volver y no mentirnos, regresar y no desangrarse a cada paso… ¿Es posible? ¿Merece la pena mirar a esos días que fueron felices? ¿Fue realmente azul la infancia? Tal vez la clave, más allá de su (im)posible, esté en aquello que propuso Proust, nuevo ojos para lo que ya no es. Aunque duela.


“Para volver no se puede estar en todas partes, hay que elegir una sola, donde habitas”. Cuando escribe, ¿a dónde regresa el poeta y desde dónde?
El poeta, el escritor, regresa siempre a sus obsesiones, que pueden ser lugares pero también asuntos, porque uno no escribe de lo que quiere sino de lo que puede. En mi caso, da igual que sea prosa, verso, ensayo o novela, botella grande, botellín, lata, cartón. Al final, pese a que uno pretenda lo contrario, da vueltas al círculo de sus obsesiones, lo que escribe, de lo que escribe y hasta te diría cómo lo escribe, forman el dibujo de sus obsesiones.

¿Qué impulsa a uno a desandar el camino recorrido, las cuentas pendientes, la infelicidad, la insatisfacción, la nostalgia?
Probablemente la culpa, o sin duda la culpa, ella es la fuerza más poderosa para desandar el camino cuando es por tres de las cosas que citas; las cuentas pendientes, la infelicidad, la insatisfacción. En cuanto a la nostalgia, es la errónea sensación de que se puede volver al lugar donde uno fue feliz y volver a serlo. Ni lo uno ni lo otro.

¿Qué hace falta para quien regresa, mayor porción de valor o de cobardía?
Según el caso, si te demoras en el regreso veinte años como Ulises más bien cobardía, o directamente pocas ganas de volver. Si vuelves a un lugar donde sufriste, entonces se precisa valentía, pero puede también ser estupidez, o masoquismo. El hombre es el único animal que regresa conscientemente a un lugar donde ha sufrido.

“Los regresos nunca han sido retratados”. ¿Por qué el regreso tiene menos predicamento que la partida? ¿Realmente el regreso es menos intenso que la ida?
Le dedico un poema a eso porque siempre me ha fascinado qué pasa cuando termina la película y salen los títulos de crédito. Y siempre, salvo en el caso de Ulises, donde la vuelta sí ha sido retratada, los regresos de las gestas nunca lo son; qué pensaría Colón a su regreso, los tres astronautas al suyo, la bajada del Everest, los Reyes Magos volviendo de Belén. Y, como digo en el poema, el regreso tiene muchos más matices, porque el que regresa se pregunta ¿y ahora qué?, porque ya no tiene como faro eso que acaba de conseguir. Sí, definitivamente habría que hacer un inventario de regresos no retratados, daría mucho juego.

¿En qué momento se fuga “ese futuro del poder ser”?
 Hay un momento en la vida en el que el futuro ya no es lo que era, pueden ser los cuarenta, quizás antes, probablemente se situé mucho antes, pero es a los cuarenta cuando uno se da cuenta, para cuadrar la rima. Sí, el futuro del poder ser se ha fugado antes, y nosotros seguimos un rato como el coyote del correcaminos en medio del precipicio, pero moviendo aún las piernas. Luego de pronto miramos hacia abajo, ya a medio camino pese a que no hay puente que nos sustente (de nuevo para cuadrar la rima), y entonces es cuando caemos en la cuenta de que el futuro hace tiempo que empezó a dejar de ser un mundo lleno de color y posibilidades.

¿Cuánto del recuerdo evocador del que se marchó y quiere volver es real, no ensanchado o edulcorado por lo que nos hubiera gustado que fuera?
El recuerdo siempre está edulcorado, recordar es etimológicamente volver a pasar por el corazón. Si es algo grato siempre se mejora, sobre todo si pertenece a la infancia, ese territorio necesariamente mitificado. Luego las casas no eran tan grandes ni las cosas fueron tan buenas, allí era ese “futuro del poder ser” del que hablábamos el que las hacía buenas. Y si es algo ingrato, también se edulcora, para que en ese ejercicio de volver a pasarlo por el corazón, al recordar, nos duela menos. Es un mecanismo de supervivencia.

“Volver es un verbo impracticable” y, sin embargo, recurrente, casi necesario para el humano, ¿por qué?
Es impracticable porque el tiempo no es el mismo, el lugar al que regresas tampoco, y tú tampoco lo eres. Es una falacia. Pero como las tortugas Baula vuelven a desovar al lugar donde nacieron aunque esté a miles de kilómetros y no haya vuelos low cost, nosotros, como buenos animales, hacemos lo mismo. La única que fue libre fue la primera paloma que soltó Noé. La segunda le dijo lo que él quería oír, que había ya tierra firme, la primera, que no regresó, le dijo rumbosa que si te he visto no me acuerdo. Escogió la libertad. También ella era paloma mensajera, y ése era su mensaje.

¿Es mejor ser ese asesino “que mira solo hacia delante” que el que “regresa siempre al lugar del crimen que es, además, su crimen”?
El segundo es el asesino que se siente culpable, por eso decimos siempre que el asesino regresa siempre al lugar del crimen. Lo hace por dos cosas, la primera para asegurarse de que nadie allí lo reconoce, de que en efecto se ha ido de rositas. La segunda es precisamente por lo contrario, vuelve porque en el fondo hay en él una pulsión que pide a gritos que le pillen, y así deje de huir para siempre. El primero es que no tiene remordimiento alguno, y no vuelve por ninguna de las dos razones, no tiene remordimiento porque carece de sentimiento de culpa. Lo mejor, en cualquier caso, es no ser el asesino, si se puede tampoco la víctima, claro está. En todo caso, si es preciso estar, testigo y lejano. Lo siento, no vi nada, estaba consultando mi Facebook.

Cuando uno regresa, ¿se traiciona a sí, a la memoria, a lo que fue, a todo ello al mismo tiempo?
Se traiciona salvo que uno sea consciente de que el regreso es imposible y no lo conciba como tal. Pero como hemos ido elaborando esa coraza de los recuerdos edulcorados, es difícil que luego seamos capaces de hacer ese ejercicio.

¿Qué añade el paso del tiempo al regreso?
Más capas de edulcoramiento, y mientras no vuelvas, allí estarán los recuerdos falsos para que acudas a ellos como bálsamo. Pero si lo haces, añades sal a la herida.

¿Cómo se distingue un ‘hasta luego’ de un ‘adiós’?
Si sales por la puerta de la oficina con una caja de cartón y tus cosas, si tu pareja te ha tirado la ropa por la ventana, debes colegir sagaz que eso es un adiós. Si vas al médico a la primera consulta y te manda pruebas y además sonríe, eso es un hasta luego, tienes visitas para rato, y él ingresos para una buena temporada.

¿Por qué “la memoria es enemiga del disfrute”?
Lo es cuando no pasa por ese tamiz del recuerdo, de volver a revivir las cosas mentalmente. Si no están distorsionadas por eso, la memoria es la que va a decirte que no te engañes, que ese lugar no era tan hermoso, que esa novia de tu juventud mitificada no era tan lista ni tan guapa. Lo mejor es la mala memoria o la ausencia de la misma, lo trato de expresar en un poema sobre Sísifo. No es que, como sugiere Camus, termine por acostumbrarse a su castigo y ser feliz, es que el muy cuco borra de su memoria cada vez que sube, y entonces cada vez es una primera vez, mira qué bonita está la montaña, seguro que puedo subir esta piedra, piedras a mí.

Miguel Albero, ¿echa de menos el regreso a su país?
Los días malos, como todo el mundo. Pero en cuanto regreso tengo ganas de  irme. Lo dijo el alemán que ahora resulta que es la fuente de inspiración de Houellebecq. Lo que tenemos puede no hacernos felices, pero lo que nos falta nos hace ciertamente desdichados.

¿Qué aporta la nostalgia a la vida?
El elemento necesario para sentirse melancólico los domingos lluviosos de invierno. Sin la nostalgia estaríamos simplemente jodidos, pero con ella nos volvemos melancólicos y ponemos un disco de nuestra juventud. En mi caso aporta pues algún ingreso (muy poco, pobrecitos, los derechos de autor, como el futuro, ya no son lo que eran) a los grupos de los ochenta.




No hay comentarios:

Publicar un comentario