jueves, 9 de marzo de 2017

ENTREVISTA A PABLO CEREZAL


Pablo Cerezal, escritor y guionista

La música industrial enfrenta al oyente a sentimientos fáciles 
de albergar pero difíciles de expresar.


La dispersión de algunos ‘obreros especializados’ de ‘Aviador Dro’, originó un extraño, incómodo, y persistente grupo en los márgenes de ‘La Movida’: ‘Esplendor Geométrico’. Tomando un verso del poeta futurista Marinetti, sintetizaban su ideario. Casi cuarenta años después de su formación, el grupo sigue en activo, aunque en nuestro país su nombre sea ubicado por unos pocos. Para esos pocos, y para todos cuantos estén interesados en profundizar en la música industrial y el arte de vanguardia, llega a las pantallas Geometría del esplendor, dirigido por José Ramón da Cruz. El mismo da Cruz, junto a Pablo Cerezal, firma el guion de este largometraje documental.



¿Cómo surge la idea de hacer un documental sobre Esplendor Geométrico (EG)?
Acabábamos de hacer un videoclip para un joven y prometedor músico británico, Adrian Timms, y disfrutamos enormemente la experiencia de llevar a la música el concepto audiovisual de José Ramón da Cruz (el director de Geometría del esplendor). Ahí nació la idea de hacer un videoclip para un tema de EG. Pero en seguida nos dimos cuenta de que el grupo, su historia, su concepto creativo, merecían mucho más, y que a su alrededor podíamos construir todo un tratado audiovisual, conceptual y artístico. Y nos lanzamos a ello.

Quizás EG ¿fue uno de los grupos más incomprendidos de la Movida?
EG, directamente, no pertenecían a eso que llamamos “la Movida”. EG surge, de hecho, casi como confrontación a todo lo que dicha Movida suponía. Lógicamente, no fueron comprendidos por casi nadie de los que alababan a los grupos que sí estaban dentro. Por el contrario, fueron muy bien acogidos por todo un movimiento de acción cultural que se movía en paralelo, y cuyo interés desde el punto de vista creativo era mucho mayor. Un movimiento tal vez subterráneo pero que, a día de hoy, ha mostrado que sus propuestas eran más válidas. De hecho, de “la Movida” poco queda, aparte la memoria colectiva y propagandística, a día de hoy. El mercado devoró todo aquello. Las otras propuestas de que hablo, y en las que encajaba EG, siguen vigentes… como EG.

Ya desde su nombre, tomado de un poema de Marinetti, resulta una declaración de intenciones. Sin ánimo de ser impertinente, ¿qué es música y qué no?
Jajaja… esa pregunta forma parte de una de las líneas argumentales del documental, la que se hilvana alrededor de la voz en OFF. Prácticamente es la que abre el documental y, a la par, una de las puertas ante las que situamos al espectador. Mi opinión se acerca más a lo visceral y se preocupa menos por lo académico. Pero, por encima de todo, considero que es una pregunta que debe plantearse cada uno cuando se enfrenta a las pulsiones que le despierta cualquier tipo de música… o no música. Siento no haber respondido tu pregunta… ¡es por no “hacer spoiler”!

La música, ¿tiene que tener un sentido práctico, como apunta uno de los participantes en el documental?
Para Arturo Lanz lo tiene, como bien explica en el documental. Pero también explica que descubrió ese sentido práctico años después de haber comenzado a hacer música. En mi opinión, la música, como cualquier otra disciplina artística, ha de tener, por encima de todo, un sentido emocional. Si durante el proceso creativo sientes esa pulsión emocional y un poco suicida que te lleva a seguir creando, contra viento y marea, considero que ya ha entrado en juego el componente práctico. Lo difícil es hallarlo. Para eso hay que entregarse al proceso creativo, ya digo, no vale con escribir frases más o menos ingeniosas, ponerlas en tu muro de Facebook y decir que eres poeta, por ejemplo… aunque ahora publiquen libros con “los mejores poemas en 140 caracteres” y majaderías del estilo. Al hilo de este ejemplo… creo que los verdaderos poetas no se consideran tales… como Arturo no se considera músico. Eso debe ser porque han encontrado ya, en su proceso creativo, ese sentido práctico de que hablamos.

En un momento dado, se compara el postpunk, la música industrial, con el porno, ¿es acertado el símil?
Quien hace esta comparación es José Macabra, un artista audiovisual que sabe jugar con el extremismo en sus creaciones. Él habla del sadomasoquismo, concretamente. Y sí, veo acertada esa comparación desde la perspectiva de lo horrendo que puede resultar a un público educado en la corrección política y social el enfrentarse a la representación de pulsiones sexuales que anidan en no pocas personas, incluso en muchas de esas que se escandalizan. Tal vez, igual, la música industrial enfrenta al oyente a sentimientos fáciles de albergar pero difíciles de expresar habida cuenta de las férreas normas de eso que hemos dado en llamar “corrección” o “moralidad”.

¿Cómo fue la selección de voces que intervienen en el documental? ¿Cuántos se quedaron fuera?
Pues, sinceramente, lo que en principio parecía sencillo se volvió complejo. Hay muchas personas con amplio criterio que podrían haber estado en el documental. El principal escollo fueron las dificultades de financiación, sobre todo en el caso de artistas que viven fuera de nuestras fronteras y a quienes nos hubiese gustado incluir. Sin embargo, podemos aplicar eso de “no están todos los que son pero son todos los que están”. Y, hablando de los que están, ha sido realmente cómodo y sencillo trabajar con todos ellos, por su  predisposición absoluta desde el primer instante y su tremenda honestidad.

Hoy en día, en España, ¿se puede hablar de herederos de EG?
Más que ‘herederos’ de EG, podemos hablar de grupos, personas y colectivos influidos, de manera más o menos transversal, por su música e ‘ideario’. Hablo de gente como Fasenuova, Pansonic, Bolidén, Blood Room, Antiguo Régimen, o el propio José Macabra, de quien hablábamos antes, y que es paradigmático de algo a tener muy en cuenta: el hecho de ser personas con una edad muy inferior a la de los miembros de EG. Eso confirma que su sonido es influencia evidente en la escena industrial que se desarrolla a día de hoy.

¿Qué aporta la música de EG?
Eso lo tendría que explicar por separado cada uno de sus oyentes. Y, de ser así, estoy seguro de que daría para mucho. Particularmente, considero que su música aporta una desconexión de la realidad que nos pretenden imponer, logrando una conexión con la verdadera realidad interior del oyente, su ritmo, su pulsión, sus inquietudes.

Parece que son más respetados y reconocidos fuera que dentro de nuestras fronteras, ¿esto es así?
Absolutamente. España no sólo sigue siendo un país aquejado de una incultura musical extrema sino que, en los últimos años, esta incultura se está acentuando gracias a la facilidad que encuentran los poderes establecidos para seguir sobornando la inteligencia del ciudadano. Además, cuentan con el inestimable apoyo de los medios de incomunicación. Es todo un sistema perfectamente engrasado. De hecho… imagina que mañana surgiese una corriente punk radical en España… ya sabes, acabarían todos en la cárcel. Esto es global, lo sé, el acoso y derribo de los mercaderes a todo aquello que pueda llevar a la ciudadanía a pensar, poniendo así en riesgo sus ventas. Pero no afecta igual a España, que ya lleva a rastras años de incultura –no sólo musical-, que a Inglaterra, por ejemplo, en que la música forma parte del ADN común.

A la hora de hacer el documental, ¿qué ha sido lo más complicado y qué lo más placentero?
Lo más complicado, sin duda alguna… más bien lo único complicado, ha sido el tener que sacar adelante un proyecto sin ningún tipo de apoyo en la financiación, contando con el esfuerzo y buen hacer de un equipo de personas implicadas y comprometidas con una apuesta tan radical como enriquecedora. Lo más placentero, aparte el proceso de inmersión en el proyecto y en la magistral sabiduría audiovisual de José Ramón da Cruz, ha sido el poder acercarnos a la intimidad de personas tan honestas como Arturo Lanz y el resto de participantes.

¿De qué modo cambia la música el mundo?
No creo que la música cambie el mundo. Si algo cambia es a los propios oyentes. De ellos es ya, luego, la tarea de cambiar el mundo que les rodea. Considero que los músicos, como cualquier otro artista, sólo son emisores, y con eso ya hacen demasiado. Los receptores de ese arte son quienes deben considerar si merece o no la pena cambiar el estado de las cosas.

La Movida parece que es una etapa musical (y no sólo) inagotable. ¿Qué es lo más fascinante de este momento, a su juicio?
Lo más fascinante de ese período de tiempo, si olvidamos el porcentaje de manipulación que pudo contener, fue esa actitud punk de “todos podemos hacer lo que queramos”… y el hacerlo. Hacer cosas porque me apetece, no porque estén bien pagadas o sean lo que todos dicen que hay que hacer. Lamentablemente esa era la teoría, pero la práctica demostró que sí interesaba, y mucho, el que estuviese bien pagado. Por eso no creo que fuese para tanto, de verdad. Hoy también se hacen cosas a pesar y en contra de todo… como este documental, por ejemplo.

Los integrantes de EG viven separados por miles de kilómetros y, aun así, siguen en activo. ¿Qué se pierde –si es que se pierde algo- en una banda cuando se trabaja ‘a distancia’?
En el caso de EG es evidente que no pierden nada. Ellos siempre han ido ganando y creciendo, y ni siquiera en sus inicios puede decirse que trabajasen tan unidos, con esa idea que tiene cualquiera de cómo debe funcionar un grupo musical. A pesar de todo, EG quizás sean una anomalía. Una esplendorosa anomalía.

¿Qué tal está funcionando el documental?
De momento, estamos muy satisfechos. Geometría del esplendor ha obtenido premios en los festivales de documental musical más importantes de España, el In-Edit y el Dock of the Bay, y recientemente ha sido seleccionado para el IBAFF, que no es un festival exclusivo de documentales, sino de cine, en general, lo cual confirma muchas de las opiniones que hasta el momento ha suscitado. Se está valorando el documental más allá de su supuesto género musical, que era una de las intenciones cuando nos pusimos a ello. Así que muy satisfechos, ya digo.

Y, después de Geometría del esplendor, y teniendo en cuenta lo bien que está funcionando, ¿tenéis algún proyecto en mente?
Más que en mente. Hemos comenzado ya con nuestro nuevo proyecto. Un documental sobre la figura del poeta canario Félix Francisco Casanova, uno de los mejores que ha dado este país. Un maldito al que algunos sitúan en la línea de Leopoldo María Panero, y no pocos consideran el Rimbaud español, pero muy distinto a ellos y menos reconocido. Casanova murió a los 19 años, supuestamente víctima de un escape de gas. Para entonces ya había dejado una obra literaria de una extraña y extrema belleza. Vamos a acercarnos a su figura y su literatura, al margen de las etiquetas que comentaba antes y que, quizás, han hecho que muchos no puedan apreciarla como merece. Y lo haremos con toda la libertad y capacidad de experimentación que tanto nos gusta, para dotar al documental del aura poética que aún tiene este autor. Ya estamos en ello.

 Esther Peñas


*Mañana se proyectará en Murcia dentro del IBAFF el documental GEOMETRÍA DEL ESPLENDOR. Aquí tienes todos los detalles.



Pablo Cerezal (Madrid, 1972) Escritor y guionista. Ha publicado la novela Los Cuadernos del Hafa (2012) y, junto al escritor boliviano Claudio Ferrufino-Coquieugniot, el volumen de crónicas Madrid-Cochabamba (cartografía del desastre) (2015). En 2017 publicará el diario de prosa poética Breve Historia del Circo. Entre 2013 y 2015 participa en antologías literarias como Erosionados, El Descrédito. Viajes Literarios en torno a Louis-Ferdinand Céline, y Hey Bob! Asesor de guion en el documental Quinuera (2014), coguionista de los documentales Madrid-Cochabamba (2015) y Geometría del esplendor (2016) y colaborador en numerosos medios escritos, como Frontera D (España), La Razón (Bolivia), y Red Marruecos (Marruecos). Mantiene los blogs Postales desde el Hafa y Vislumbres de El Dorado.




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