lunes, 18 de septiembre de 2017

FELISBERTO HERNÁNDEZ O EL ÁNGULO INAUDITO DE LAS COSAS


La editorial Sitara publica ‘Mosaicos’

Felisberto Hernández o el ángulo inaudito de las cosas


Del mismo modo que no se puede entender a Borges sin haber leído a Macedonio Fernández, Cortázar no sería el escritor que fue sin un precedente insólito en las letras en castellano: Felisberto Hérnández (Montevideo, 1902-1964). Antes de escritor, fue pianista. Y pasó de una vocación a otra. En 1940 (la fecha es orientativa) abandona la práctica profesional del instrumento y esgrime la tinta con una armonía nueva hasta entonces. Porque el estilo de este uruguayo de padre canario es reconocible como rastro de carbón en la nieve.

Dos son sus obsesiones, diseminadas de manera obscena o sutil en sus composiciones, la inconsistencia del sujeto y la fragilidad del lenguaje como acceso pleno a lo real. En sus relatos, los objetos se personalizan, los sujetos se desvanecen. No hay amarre, apenas encontramos lugar concreto, tiempo exacto, causalidad pespuntada. Todo en su microcosmo es inquietante, espita del desasosiego, lumbre de lo incierto. Es puro extrañamiento. E irregularidad sintáctica.

lunes, 4 de septiembre de 2017

ENTREVISTA A ALBANO CRUZ

Albano Cruz, pensador


“Lo importante siempre tiene algo
que no solemos decir en el lenguaje: el para qué



De Albano Cruz pueden decirse algunas atribuciones, casi todas ellas insólitas: pensador desolacionista de los medios y los fines. Postsituacionista, aceleracionista. Entusiasta de Tiqqun y, por tanto, del Comité Invisible. En cualquier caso, es un conversador endiabladamente delicioso, que maneja la lógica con la precisión de quien disecciona una tormenta. Acaba de publicar ‘Fenomenología de la imago’ (Enclave de libros), un texto fascinante en su propuesta: ¿qué es lo que podemos saber realmente del mundo?

La fenomenología de la imago aborda, todo el texto, el problema de la transitividad, es decir, de relación entre cosas, simplificando…
Es muy interesante observar cuándo funciona la transitividad y cuándo deja de funcionar. Eso permite que, en un determinado momento, yo te cuente cualquier cosa para justificarte por qué estamos aquí, por qué el sol está en lo alto, etc.; cuando entiendes que eso es una necesidad de la aceptación a través de la comunicación resulta todo más fácil. Estoy aquí porque me da la gana. Esta es una razón tan válida como cualquier otra. Da lo mismo. No da lo mismo cuando uno quiere hacer cosas, hechos, cuando quieres cambiar el mundo, pero si lo que quiero es que tú aceptes lo que yo digo, construir causalidades y justificaciones es siempre una labor de comunicación con el otro, no es una propiedad del mundo.