viernes, 15 de julio de 2016

Hatillo de lecturas de estío



Hatillo de lecturas de estío




Llega el tiempo libro, el tiempo en el que los relojes marcan días de asuetos, noches largas, días luminosos hasta el extremo, días en los que el tiempo, dilatado, se derrite. Como un ramillete de títulos necesarios, extiendo este cheque literario al portador.

* La mujer de pie, de Chantal Maillard (Galaxia Gutenberg). Un libro hipnótico, cargado de ácido lisérgico para las almas abandonadas de prejuicios. Un texto del que resulta imposible salir indemne. Lírico, contundente, asombroso, extraordinario, que nos lleva de la mano al corazón mismo de la mirada poética.

* Fuera de sitio, de Antonio Lucas (Visor). La poesía reunida de este madrileño nos regala un sinfín de imágenes imantadas, de metáforas en las que solo cabe celebrar lo posible de la vida, y un discurso sólido en el que, a pesar de todo, reivindica la exigencia de un estar vivo.

* Materia oscura, Ángel Zapata (Páginas de espuma). No hay nada mejor en estos tiempos de excesiva legislación para los comportamientos que la hendidura a lo real del desconcierto. Este conjunto de cuentos (uno renace especialmente después de leer el primero de ellos, ‘Cosmogonía’) permiten mirar al modo cortazariano, mirar sin comprender del todo para incorporar el estupor como causa y método poético. Rebelión, subversión y humor racheado.


* Cultura en tensión. Seis propuesta para reapropiarnos de la cultura, varios autores (Rayo verde). Sugerentes invitaciones para hacer de nuestro barrio un espacio común que sintamos nuestro, un espacio vivo en constante transformación, más allá de un lugar que nos acoge a pesar a nuestro; una proposición para extender el concepto de música por encima de recinto cerrados, y para engrasar el pensamiento traspasando las consignas y los dictámenes. Mucho más, este librito en síntesis que abre griega para que entre luz.

* El cuento de nunca acabar, Carmen Martín Gaite (Siruela). Cualquier momento es bueno para zambullirnos en la prosa exquisita, sin ruido, de la salmantina. En este extraño texto, nos propone reflexionar sobre la mentira, la narración y el amor, y nos habla de la importancia de contarnos bien el discurso, de no mentirnos, de pespuntar lo que cada cual vive del modo más honesto para que podamos, con el tiempo, transitar por ello sin que duela.


* El reino, de Carrere (Anagrama). Con esa mezcla casi imposible de verosimilitud, autobiografía (o autoficción), el juego a la no-ficción cuando sí se da, la mezcla de los textos sagrado (siempre tan sugerentes y suculentos) y la metaliteratura en vena, Carrere construye una historia adictiva con esa prosa suya tan sádica para consigo misma. 




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