Andrés Trapiello, escritor
Me pasaría tres vidas, si me las
dieran,
contando las de los demás.
Lo suyo resulta –visto desde fuera- un empeño
titánico. ‘Seré duda’ (Pre-Textos) es la décimo novena entrega de su particular
modo de contar la vida, ‘El Salón de los Pasos Perdidos’, una versión menos
pretenciosa que los galdosianos Episodios Nacionales, mezcla de diarios,
novelas, anotaciones a vuela pluma, ensayo... Los ha cuantificado: nueve mil
páginas. “Contarlas ha sido de las cosas más tristes que he hecho”. Pero este
título comienza con novedades: seis prólogos, de fuste ánimo y tono modulable.
Seguro que su apuesta le depara más alegría que su candidatura al Senado por
UPyD (ocupaba el número dos en las listas). Claro, hablamos de (y con) Andrés
Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953).
Para ‘ser duda’, la afirmación es
taxativa...
Se habla en este título (que procede de la jerga
deportiva: “Fulano
será duda en el partido del domingo”) de la actitud que hemos de tener siempre,
principalmente con nuestras convicciones, a menudo sostenidas por la
autocomplacencia y los prejuicios.
Para escribir diarios (aunque
sean tan atípicos y heterodoxos como los que conforman este salón de pasos
perdidos), ¿se requiere capacidad de síntesis, tiempo, ganas..?
Un poco de todo. Pero sobre todo curiosidad por las
vidas ajenas. Hay dos clases de diarios,
en los que uno habla de sí mismo y en los que habla de los demás. Si yo hubiera
escrito uno de mí, no habría durado ni dos volúmenes. Mi vida da para poco.
Ahora, me pasaría tres vidas, si me las dieran, contando las de los demás.
La de cosas que nos suceden al
cabo de los días... ¿todos deberíamos escribir un diario?
No entiendo por qué todos deberían hacer algo así.
Lo de escribir un diario no es como hacer deporte o llevar una vida sana. Que
los escriban los que lo necesiten.
“Estos libros son más fiables que
mi memoria”, asegura en uno de los distintos prólogos. ¿Qué se recrea más, el
recuerdo o la literatura?
Todo lo que escribimos, lo escribimos de memoria. De
cosas que sucedieron hace cinco minutos o hace cincuenta años. Hay gente de la
que no te puedes fiar, sobre todo cuando recuerdan cosas recientes. Otros, como
Tolstoi no fallan nunca, principalmente si recuerdan cosas remotas.
El escritor, ¿cuánto tiene de
hormiga? ¿Y de cigarra?
Cuando uno escribe mirando el reloj cada media hora,
malo. Es mejor que lo deje.
Que este mundo nuestro esté
“bastante descoyuntado”, ¿es bueno para la inspiración, para la creación?
Hombre, no; uno trata de arreglar las cosas. Y nada
le gustaría más que todo estuviera bien, para poder hacer las mil cosas más
interesantes que escribir.
“Los escritores, sobre todos los
que van de modernos, deberían de tener sobre su mesa dos o tres libros de viajo
(...) como tienen los cartujos en sus celdas una calavera”. ¿Hay mucho fatuo,
mucho ególatra en el mundo de las letras?
No más que en otras parte. Por suerte, los
escritores suelen ser un poco más divertidos.
Una vez escuché calificarle de
‘poeta agropecuario’. A día de hoy aún no he descifrado qué quiso decir el
interfecto con esta expresión, ¿ era un desdoro hacia usted o un requiebro?
No; fui yo quien me definí así, como poeta
agropecuario, como Virgilio en las Geórgidas. Alguien que se ocupa de la
naturaleza y de los animales que hay en ella, incluidos los racionales.
Leo en ‘Seré duda’ que un tipo
–durante el rodaje que cuenta- le dijo que con ese nombre suyo debía ser
extranjero. ¿Un escritor es un poco apátrida siempre?
Recuerdo que mi hijo pequeño, muy niño aún, un día,
cuando su abuela le decía que ella, para cuando él tuviera nietos, estaría
criando malvas en el cementerio, le dijo muy serio: “¿pues sabe que te digo
abuela? Que lo importante es estar bien en todas partes?”. El escritor está
fuera de lugar en todas partes.
“Los tontos caben en cualquier
frase, sobre todo en las cortas”. ¿Cree que las nuevas tecnologías auspician
nuestra egolatría? Instagram nos hace creer que somos fotógrafos, Twitter,
poetas, los blogs, escritores...
Sí, pero también estoy seguro que en Instagram hay
buenas fotografías, en Twitter buenos poetas, en los blogs buenos escritores.
Sólo que en una proporción pequeña. La diferencia es que la mayoría de los
malos no sepan que lo son.
¿De verdad existe alguien que
parece la síntesis de Machado y Francisco Giner?
Por suerte sí.
¿Decepcionado con los resultados
de UPyD?
Sí, pero mucho más con los ciudadanos.
No sé si se ha desengañado de la
política. Si es así, ¿ese desengaño “confirma algo ya intuido”.
Yo nunca he estado engañado con la política, o sea,
que no podría estar desengañado. Al contrario, jamás ha confirmado uno tanto
sus sospechas. Ni tan divertido. Cada
mañana nos trae un nuevo disparate, y a mi edad eso no tiene precio.
¿El resultado de las últimas
elecciones generales es propio de un sainete, una astracanada o un auto
sacramental?
Yo diría que de un folletín, es decir, por entregas.
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