“Las biografías ganan verosimilitud a través de
los pequeños detalles”
“Vestía traje oscuro (...) y un bigotito isósceles, ralo y rojizo, que
parecía teñido de azafrán, como si se le hubiese oxidado lentamente y precisara
de una mano de minio!. Así comienza ‘Pessoa, gas y pajarita’ (Nórdica libros)
una biografía flacucha –como la Hepburn a ojos de Bogart- en tanto a cuerpo
pero exquisita en sus maneras y nutritiva en lo que cuenta. Jesús Marchamalo
(Madrid, 1960) nos ofrece una mirada sobre el poeta “de rostro lampiño, como un
plato de loza” de la mano del ilustrador Antonio Santos.
Qué bonita esta colección, y qué bien escrita,
porque, aunque no interese a priori el personaje, leyendo las primeras líneas,
el lector queda cautivo de esa prosa tuya, tan tuya.
La colección nació de una forma accidental. Yo siempre, por Navidad,
regalo ‘algo’ a los amigos, me gusta tener una complicidad con ellos. Hace tres
años, le propuse a Antonio Santos hacer algo sobre Baroja, de quien tenía un
texto, algo muy casero, que ilustrase
ese texto. Y de ese proceso fue testigo Diego Moreno, de Nórdica, y nos propuso
hacer un libro. Un libro en Nórdica. ¿Cómo decir que no? Así que hace tres años
salió un librito con el mismo tamaño e idéntico papel, ‘Baroja con abrigo’, que
funcionó muy bien, y que nos sirvió para regalar a nuestros amigos, incluso Nórdica
lo utilizó, digamos, como regalo de
empresa. Hubo tres ediciones en tres meses, y nos gustó mucho trabajar los
tres.
Después vino Kafka...
Sí, surgió esa posibilidad. ‘Kafka con sombrero’, siempre hay una
prenda de vestir asociada al autor. Y el año pasado cerramos el pacto formal de
hacer un libro al año, de la misma manera: yo, el texto, Antonio Santos, las
ilustraciones (con esa particular técnica, el linóleo) y Diego, que se encarga
de convertir aquello en libro.
¿Cómo se escogen a los autores?
Es un criterio caprichoso. Baroja salió sin más. Kafka no recuerdo
cómo surgió. El año pasado dudábamos entre Pessoa y Karen Blixten. De hecho,
presentando el de Kafka, con Luis Landero, alguien preguntó por el próximo
autor, y contestamos eso mismo, que teníamos duda entre Pessoa y Blixten, a lo
que Landero dijo: “pues vaya duda, hablad de Pessoa que nos apetece mucho más”.
Incluso nos dio el título, ‘Pessoa y su pajarita’. Son escritores que nos
gustan, de quienes tenemos algo que decir, a quien nos apetece visitar. Siempre
andamos barajando nombres. Quizás la solución sea hacer un referéndum anual en
las presentaciones.
Curioso el origen navideño para una colección...
Es una colección que tiene que ver con los regalos y con la amistad,
no hay una obsesión por la venta. Existe un trasfondo de amistad, entre los
tres que lo hacemos y con la gente que nos acompaña en el viaje.
Cuando uno escribe una biografía, ¿cómo sabe qué cosas
contar y cuáles son prescindibles?
En mi caso no tiene más mérito que una cierta intuición a la hora de
hacerlo, y de acierto. Me acerco a
personajes que me interesan, y leo muchas más cosas de las que voy a necesitar,
aunque no me gusta trabajar con una inflación de información... de Kafka me leí
cinco o seis biografías y, para estos ocho folios y cuarto, exactamente la
medida de la biografía de Pessoa, me he leído como cuatro o cinco libros, entre
ellos el del Desasosiego que ha sacado ahora Pre-textos. Me da la oportunidad
de acercarme en profundidad a autores que me gusta mucho. Las grandes cosas siempre
se saben, uno las conoce por la tele, porque lo ha estudiado en Bachiller, porque
lo ha leído en un reportaje. Las grandes vidas de los grandes autores, a
grandes rasgos, más o menos te suenan. A mí lo que me gusta es bucear en ese
mundo de pequeños detalles que creo son los que de verdad construyen una biografía.
Me fijo mucho y me apetece ese pequeño mundo de detalles, de obsesiones, de manías,
de cosas que me da la impresión que construyen un personaje diferente. Creo que
las biografías ganan verosimilitud a través de los pequeños detalles.
Pessoa, un tipo poco apasionado en el amor...
Has sido muy generosa por tu parte al decir solo que era “poco apasionado
en el amor”... sí, es un tipo raro, definitivamente. Kafka también tenía peculiaridades
para enamorarse, al igual que Baroja...
Y Blixten, la taladora
de árboles...
Eso del árbol lo cuento yo, siempre me ha interesado mucho Blixten,
aunque solo fuera por esa anécdota. Se va con un chófer y un hacha a un bosque
donde previamente había obligado a uno de sus amantes a poner un corazón con su nombre en un árbol. Cuando discutió con
ese amante, ordenó al chófer que lo talase. Ese es el tipo de pequeños detalles
que me gustan, que no son pequeños ni banales, sino que hablan mucho de un
personaje. Esa historia habla muchísimo de Blixten y puede resumir su vida, de
alguna manera.
Pessoa era singular en el amor, pero singular en
general...
Sí, me ha gustado encontrarme con Pessoa, Kafka tendía a lo sombrío, a
lo introspectivo, era un tipo muy genial también y admirable en muchos
aspectos, pero había mucha sombra en su vida. Pessoa, un tipo muy excéntrico
para la época, irradia mucha vivacidad, mucha luz, andaba por Lisboa, quedaba
con amigos, se emborrachaba, participaba en tertulias, iba al teatro... me
llamó mucho la atención el contraste entre la vida interior (compleja y llena
de penalidades) y lo que proyectaba, que no si era una imagen de hombre feliz
pero desde luego vivaz. Siempre pensamos en los escritores decimonónicos como
gente muy antigua, que va en calesa a los sitios y cosas así, pero son, de
alguna manera, contemporáneos nuestros. Pessoa hablaba perfectamente inglés y
francés, viajó hasta un momento de su vida, se educó en inglés, tenía dos
hermanastros en Londres, se planteó ir a vivir allí... quiero decir que a veces
tenemos ideas muy acopladas pero falsas de la gente; en el caso de Pessoa como
alguien muy apegado a su ciudad, muy metido en sí mismo, cuando era un cosmopolita
que vive en Lisboa como decisión personal.
Lo que nos queda claro es que lo suyo no era la
publicidad porque aquel lema que escribió para Coca-Cola (“Primero se extraña.
Después se entraña) es, sencillamente, terrible...
Lo de la Coca-Cola es una historia que cuenta Ángel Crespo en una de las
grandes biografías de Pessoa; me ha hecho reír mucho, es de una ingenuidad
encantadora. Es una de las anécdotas favoritas de todo el mundo.
¿Toda biografía es interesante?
Es una curiosa pregunta... haya quien piensa que los escritores deben
explicarse por sí mismos, “los poetas no tienen biografía”, que se explican a
través de su obra, que su vida personal no viene al caso; a mí me han
interesado las biografías de los autores porque ayudan a entender su obra, pero
me interesan, sobre todo, las biografías de esa gente que hace de su propia
vida una obra más a la que añadir a su bibliografía. Hay escritores que hacen
de su vida una novela, que novelan su propia biografía, y en esa medida me interesan
esos autores. Ramón Gómez de la Serna, al que siempre menciono cuando defiendo
esta teoría.
Es sorprendente también ese interés del portugués
por lo esotérico...
Son temas que llaman la atención y no poco banales sino relevantes. A mí
también me sorprendió, no le pega nada, en absoluto. Pero estaba muy metido en
esas sociedades secretas, sobre todo la Teosófica, en la que le inició una tía
suya. Además, hacía cartas astrales de sus heterónimos, le fascinaba todo lo
paranormal, la ouija, el espiritismo...
por otro lado, si reparamos en el hecho de que se inventó 150 personalidades, a
lo mejor no debería de sorprendernos tanto...
Esther Peñas
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