jueves, 31 de marzo de 2016

ENTREVISTA A JESÚS MARCHAMALO



Jesús Marchamalo, periodista y escritor

“Las biografías ganan verosimilitud a través de 
los pequeños detalles”



“Vestía traje oscuro (...) y un bigotito isósceles, ralo y rojizo, que parecía teñido de azafrán, como si se le hubiese oxidado lentamente y precisara de una mano de minio!. Así comienza ‘Pessoa, gas y pajarita’ (Nórdica libros) una biografía flacucha –como la Hepburn a ojos de Bogart- en tanto a cuerpo pero exquisita en sus maneras y nutritiva en lo que cuenta. Jesús Marchamalo (Madrid, 1960) nos ofrece una mirada sobre el poeta “de rostro lampiño, como un plato de loza” de la mano del ilustrador Antonio Santos.

Qué bonita esta colección, y qué bien escrita, porque, aunque no interese a priori el personaje, leyendo las primeras líneas, el lector queda cautivo de esa prosa tuya, tan tuya.
La colección nació de una forma accidental. Yo siempre, por Navidad, regalo ‘algo’ a los amigos, me gusta tener una complicidad con ellos. Hace tres años, le propuse a Antonio Santos hacer algo sobre Baroja, de quien tenía un texto,  algo muy casero, que ilustrase ese texto. Y de ese proceso fue testigo Diego Moreno, de Nórdica, y nos propuso hacer un libro. Un libro en Nórdica. ¿Cómo decir que no? Así que hace tres años salió un librito con el mismo tamaño e idéntico papel, ‘Baroja con abrigo’, que funcionó muy bien, y que nos sirvió para regalar a nuestros amigos, incluso Nórdica lo utilizó, digamos,  como regalo de empresa. Hubo tres ediciones en tres meses, y nos gustó mucho trabajar los tres.


Después vino Kafka...
Sí, surgió esa posibilidad. ‘Kafka con sombrero’, siempre hay una prenda de vestir asociada al autor. Y el año pasado cerramos el pacto formal de hacer un libro al año, de la misma manera: yo, el texto, Antonio Santos, las ilustraciones (con esa particular técnica, el linóleo) y Diego, que se encarga de convertir aquello en libro.

¿Cómo se escogen a los autores?
Es un criterio caprichoso. Baroja salió sin más. Kafka no recuerdo cómo surgió. El año pasado dudábamos entre Pessoa y Karen Blixten. De hecho, presentando el de Kafka, con Luis Landero, alguien preguntó por el próximo autor, y contestamos eso mismo, que teníamos duda entre Pessoa y Blixten, a lo que Landero dijo: “pues vaya duda, hablad de Pessoa que nos apetece mucho más”. Incluso nos dio el título, ‘Pessoa y su pajarita’. Son escritores que nos gustan, de quienes tenemos algo que decir, a quien nos apetece visitar. Siempre andamos barajando nombres. Quizás la solución sea hacer un referéndum anual en las presentaciones.

Curioso el origen navideño para una colección...
Es una colección que tiene que ver con los regalos y con la amistad, no hay una obsesión por la venta. Existe un trasfondo de amistad, entre los tres que lo hacemos y con la gente que nos acompaña en el viaje.

Cuando uno escribe una biografía, ¿cómo sabe qué cosas contar y cuáles son prescindibles?
En mi caso no tiene más mérito que una cierta intuición a la hora de hacerlo, y de acierto.  Me acerco a personajes que me interesan, y leo muchas más cosas de las que voy a necesitar, aunque no me gusta trabajar con una inflación de información... de Kafka me leí cinco o seis biografías y, para estos ocho folios y cuarto, exactamente la medida de la biografía de Pessoa, me he leído como cuatro o cinco libros, entre ellos el del Desasosiego que ha sacado ahora Pre-textos. Me da la oportunidad de acercarme en profundidad a autores que me gusta mucho. Las grandes cosas siempre se saben, uno las conoce por la tele, porque lo ha estudiado en Bachiller, porque lo ha leído en un reportaje. Las grandes vidas de los grandes autores, a grandes rasgos, más o menos te suenan. A mí lo que me gusta es bucear en ese mundo de pequeños detalles que creo son los que de verdad construyen una biografía. Me fijo mucho y me apetece ese pequeño mundo de detalles, de obsesiones, de manías, de cosas que me da la impresión que construyen un personaje diferente. Creo que las biografías ganan verosimilitud a través de los pequeños detalles.

Pessoa, un tipo poco apasionado en el amor...
Has sido muy generosa por tu parte al decir solo que era “poco apasionado en el amor”... sí, es un tipo raro, definitivamente. Kafka también tenía peculiaridades para enamorarse, al igual que Baroja...

Y Blixten, la taladora de árboles...
Eso del árbol lo cuento yo, siempre me ha interesado mucho Blixten, aunque solo fuera por esa anécdota. Se va con un chófer y un hacha a un bosque donde previamente había obligado a uno de sus amantes a poner un corazón  con su nombre en un árbol. Cuando discutió con ese amante, ordenó al chófer que lo talase. Ese es el tipo de pequeños detalles que me gustan, que no son pequeños ni banales, sino que hablan mucho de un personaje. Esa historia habla muchísimo de Blixten y puede resumir su vida, de alguna manera.

Pessoa era singular en el amor, pero singular en general...
Sí, me ha gustado encontrarme con Pessoa, Kafka tendía a lo sombrío, a lo introspectivo, era un tipo muy genial también y admirable en muchos aspectos, pero había mucha sombra en su vida. Pessoa, un tipo muy excéntrico para la época, irradia mucha vivacidad, mucha luz, andaba por Lisboa, quedaba con amigos, se emborrachaba, participaba en tertulias, iba al teatro... me llamó mucho la atención el contraste entre la vida interior (compleja y llena de penalidades) y lo que proyectaba, que no si era una imagen de hombre feliz pero desde luego vivaz. Siempre pensamos en los escritores decimonónicos como gente muy antigua, que va en calesa a los sitios y cosas así, pero son, de alguna manera, contemporáneos nuestros. Pessoa hablaba perfectamente inglés y francés, viajó hasta un momento de su vida, se educó en inglés, tenía dos hermanastros en Londres, se planteó ir a vivir allí... quiero decir que a veces tenemos ideas muy acopladas pero falsas de la gente; en el caso de Pessoa como alguien muy apegado a su ciudad, muy metido en sí mismo, cuando era un cosmopolita que vive en Lisboa como decisión personal.

Lo que nos queda claro es que lo suyo no era la publicidad porque aquel lema que escribió para Coca-Cola (“Primero se extraña. Después se entraña) es, sencillamente, terrible...
Lo de la Coca-Cola es una historia que cuenta Ángel Crespo en una de las grandes biografías de Pessoa; me ha hecho reír mucho, es de una ingenuidad encantadora. Es una de las anécdotas favoritas de todo el mundo.

¿Toda biografía es interesante?
Es una curiosa pregunta... haya quien piensa que los escritores deben explicarse por sí mismos, “los poetas no tienen biografía”, que se explican a través de su obra, que su vida personal no viene al caso; a mí me han interesado las biografías de los autores porque ayudan a entender su obra, pero me interesan, sobre todo, las biografías de esa gente que hace de su propia vida una obra más a la que añadir a su bibliografía. Hay escritores que hacen de su vida una novela, que novelan su propia biografía, y en esa medida me interesan esos autores. Ramón Gómez de la Serna, al que siempre menciono cuando defiendo esta teoría.

Es sorprendente también ese interés del portugués por lo esotérico...

Son temas que llaman la atención y no poco banales sino relevantes. A mí también me sorprendió, no le pega nada, en absoluto. Pero estaba muy metido en esas sociedades secretas, sobre todo la Teosófica, en la que le inició una tía suya. Además, hacía cartas astrales de sus heterónimos, le fascinaba todo lo paranormal, la ouija, el espiritismo... por otro lado, si reparamos en el hecho de que se inventó 150 personalidades, a lo mejor no debería de sorprendernos tanto...


Esther Peñas



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